La discriminación en contra de los pueblos originarios de nuestro país, por desgracia, es un problema que persiste en gran medida por la ignorancia respecto al papel que juegan las etnias en nuestra identidad como país. No es un asunto menor.
Según el Censo de Población y Vivienda 2010, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de los 112 millones 336 mil 538 habitantes en México, un poco más de 15.7  millones de personas podían ser consideradas como indígenas, de las cuales 6.6 millones de personas de 3 años y más hablan alguna lengua indígena. En Puebla se contabilizan más de 100 mil hablantes de lenguas étnicas.
Incluso en ocasiones discriminamos sin darnos cuenta, sin querer ofender, pues cuando pensamos en las etnias visualizamos sólo el folklore, sin darnos el tiempo de conocer lo que hacen en la actualidad ni qué es lo que piensan, sin buscar primero entender su realidad,  conocerlos y aprender de ellos, sin entender  (y mucho menos poner en práctica) el valor que le dan a la tierra y a la naturaleza en general, de la cultura de respeto, de las técnicas artesanales y medicinales de antaño que aún preservan  y , en general, de su historia (nuestra historia).
Debemos entender que nuestra sociedad es multicultural y ello implica la integración pero también el conocimiento mutuo de las distintas formas de pensar. Para ello es fundamental dar a conocer el valor de las culturas indígenas, desde su lengua, hasta sus costumbres y tradiciones pero también  lo que hacen en la actualidad, sus poetas, sus músicos, sus creadores en general.
Es por ello que desde esta plataforma buscamos difundir justamente ese trabajo que realizan los indígenas de nuestro país

Celerina Sánchez Santiago
Nació en Oaxaca y es una narradora y poeta mixteca de la región Ñuu Savi, que significa “nación de la lluvia”.  Estudió Lingüística en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. En el 2006  fue galardonada con el primer lugar en el “Quinto encuentro de poesía en lenguas indígenas”, además de participar en diferentes reuniones de mujeres indígenas tanto en México como en el extranjero.
Nació en Ixtepec, Puebla; habla tutunakú; gracias a su labor se presentó en Bellas Artes acompañado por la escritora y periodista Elena Poniatowska quien definió el trabajo de este poeta como “la obra es la de un árbol florido, la ofrenda de quien sabe honrar a sus padres, a la madre Tierra, al agua y al maíz”

Eugenio Méndez Nava
De cuna indígena el 13 de julio del año 1946 nace Eugenio Méndez Nava, en  un pequeño poblado  llamado San Andrés Tzicuilan, del Municipio de Cuetzalan Puebla. 
A los 25 años de edad, decidió especializarse en la cerería utilizada por los mayordomos en las fiestas patronales pues se percató de que esa actividad sólo la realizaba gente mayor  y por tanto corría el riesgo de desaparecer.

Desde entonces decidió establecer en su domicilio un taller comunitario, lugar en donde se elaborarían ceras y cirios para las fiestas patronales del municipio. Con el paso de los años perfeccionó su técnica y creó nuevos diseños con ayuda de jóvenes de la comunidad que también se interesaron en apoyarlo y aprender al mismo tiempo. 

Así, Eugenio Méndez a lo largo de 40 años no sólo se ha dedicado a preservar el arte de la cerería para las ferias patronales, también se ha enfocado a enseñar a los jóvenes y preservar tradiciones de su comunidad, así como a rescatar artesanías locales, fortaleciendo con ello la cultura del pueblo. 

Francisca Rivera Pérez
La maestra artesana Doña Francisca Rivera Pérez,  nació  el día 6 de junio de 1944 en la localidad de Tepango, Zacatipan del  Municipio de Cuetzalan, lugar en donde vivió  sus primeros 15 años de vida, posteriormente radicó en la localidad de Nectepec en donde contrajo nupcias y vivió con su esposo 19 años más, hasta que por fin decidieron emigrar hacia la cabecera municipal para el año de  1978. Su lengua materna es el náhuatl y el español lo aprendió al  llegar a  Cuetzalan centro.
Doña Panchita utiliza técnicas tradicionales como el tejido en curva en telar de cintura, lo que le ha valido ser reconocida hasta llegar a dar clases de telar en escenarios internacionales. De hecho ella es pionera en dar clases de telar e impartir talleres de rescate de técnicas tradicionales prehispánicas lo que ha mantenido vigente estas técnicas y tradiciones dentro de su comunidad, lo cual cobra especial importancia  pues antaño sólo se enseñaba al interior de las familias en el cambio generacional.
Ella recrea imágenes de su entorno y de la vida cotidiana, la actividad agraria, el cuidado de los animales, la concepción del universo, el sistema ceremonial, la mitología y los saberes tradicionales.


 Arturo Salazar Hernández
                                                             Arturo Salazar Hernández
En México los artesanos que realizan la fabricación de máscaras son sabios, son verdaderos artistas; sobre un pedazo de madera tallan con gran habilidad rostros humanos y de animales, de seres sobre naturales o imaginarios.
El mascarero es un hombre sabio pues conoce la historia, las danzas y los rostros de su pueblo, con manos sensibles sabe tratar los materiales y las convierte en ojos que miran al infinito, en bocas que hacen muecas, en cachetes rozagantes. 
Arturo Salazar Hernández nació el 8 de enero de 1985 en Xochitlán de Vicente Suárez, es un joven emprendedor, músico huapanguero y artesano escultor de maderas.
Desde muy joven se ha destacado en su pueblo por ser un icono en la preservación de la cultura nahua y totonaca, y por aportar de manera altruista su talento en diversas festividades en su pueblo; se ha interesado sobre todo, en preservar las tradiciones y costumbres del lugar.
Fausto Santos Rojas



“Si no se tiene paciencia no se puede hacer nada”. Con esta frase Fausto Santos Rojas, artesano de Pahuatlán, se refiere al arte que lleva a cabo… el del manejo del papel amate.
El papel amate tiene sus antecedentes desde la época prehispánica; el término más adecuado de esta artesanía sería el de tela o textil no hilado o no tejido, las cortezas de los jonotes blanco y rojo (ficus cotinifolia y ficus padifolia) son aplastadas, éstas se cuecen en agua con cal y se obtiene una lámina vegetal fibrosa de colores que van del marrón oscuro al amarillo paja.
Don Fausto inició desde los 6 años de edad con la elaboración de artesanía del papel amate, su papá fue quien le enseñó a trabajar este material, principalmente en el proceso  del recorte, en donde se plasmaba la esencia de cada cuadro. Esto se logra mediante una serie de pasos que se deben cuidar que constan de una base de papel obscuro a la que  posteriormente se le inserta un recorte de hojas blancas.





Nacida en la  comunidad de  Copalcotitla  perteneciente al municipio de Huatlatlauca, Susana Soancatl Zacamitzin es una artesana indígena,  quien realiza el manejo de palma y tejido a mano. 

Desde los 6 años, como una herencia de su abuela, comenzó a practicar el tejido a mano, el cual posteriormente transmitió a sus hijos e hijas, a sus yernos y nueras, logrando  el desarrollo de nuevos modelos, ya que anteriormente solo trabajaban  en la elaboración de “petate”.

Al paso de tiempo, doña Susana pensó en crear algo nuevo elaborando cojines y los fue a dejar al instituto de  artesanía, donde recibió ayuda para mejorar su producto; de esta forma tomó una capacitación que la ayudó a depurar su arte. “Gracias a Dios la tomé, nos mandaron un maestro que nos enseñó a hacer una cartera, una carpeta y un portafolio,   ya de ahí nosotros hicimos nuevos modelos pero estos ya con nuestras propias ideas, hicimos porta celulares, portarretratos, porta biblias, carpetas, bolsas, cojines, distintivos, monederos de palma, ramos, pulseras, aretes eso es lo que trabajamos, y ya vimos que gracias a Dios nos está resultando”
Arturo López Cano
Arturo López Cano es el presidente de los alfareros del Barrio de la Luz, quienes realizan este oficio con técnicas ancestrales que datan de hace 300 años y que ha sobrevivido por la herencia familiar.

El oficio de la alfarería vidriada poco a poco se ha ido extinguiendo y se conserva a través de las familias que por años han trabajado en él. López Cano es uno de los herederos de esta práctica, de hecho, pertenece a la sexta generación que la realiza y, en la búsqueda de que sobreviva, buscan que pueda ser transmitido a la población en general.




Leobardo Tonque Rojas es originario de San Pablito Pahuatlán, en la sierra norte de Puebla, donde realiza artesanía con el papel amate como parte de una herencia ancestral que aún se practica en esta zona del Estado.

La técnica de producción del papel amate implica un esfuerzo importante, iniciando con el corte de la corteza de unos árboles, que posteriormente se cuece con cal y ceniza hasta que esté blanda. Las fibras se enjuagan, se disponen en una tabla de madera y se machacan con un aplanador para formar una hoja que se deja secar al sol.

El artesano explica que en su caso particular también  trabajan el bordado de camisas, el trabajo de chaquira en aretes, pasadores, anillos, así como collares
Justina Zepeda

Artesana de bordado procedente de San Miguel Canoa, Puebla. Este 23 de noviembre, en reconocimiento a los más de 50 años de trayectoria que tiene en el arte del bordado, ,fue reconocida por el Ayuntamiento de Puebla que le otorgó el primer lugar en la convocatoria Mujer Emprendedora, categoría Mujer Indígena Emprendedora. 
La incursión de la familia de Justina en el arte del bordado es una historia de superación, surgió de la necesidad económica de su madre,  Reinalda Arce, quien, buscando un medio para subsistir, encontró a una persona que se dedicaba a este trabajo, pidiéndole que le enseñara a hacerlo y a partir de ello comenzó  a laborar en una sola máquina, haciendo blusas. 




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