Cuando solemos hablar de los indígenas, en una gran mayoría es inevitable imaginar los estereotipos clásicos de gente que no habla español, que es pobre, que vive marginada. Pero desde ahí comienza el error pues lo primero que debiéramos pensar es en nuestro origen y en que son personas tan valiosas como nosotros a los que no hay que ver con lástima sino con admiración pues ante el paso de los años no sólo han defendido su cultura y sus tradiciones, sino que han sabido adaptarse a las nuevas realidades; son en su mayoría personas bilingües que preservan sus lenguas originarias además de aprender y adaptarse al uso del español.
Debemos entender que todos somos parte de una misma sociedad que es multicultural y pugnar y trabajar en nosotros mismos por el respeto hacia aquellos que no piensan o viven igual que nosotros pues, cuando analicemos sin fobias ni filias el tema de los indígenas, entenderemos el acervo cultural que resguardan y que nos dan identidad como sociedad.
En la actualidad, seis de cada cien mexicanos hablan una lengua distinta al español, de manera que hablar alguna lengua indígena es la forma de comunicarse en muchas regiones de México; sin embargo, se observa una constante disminución de la población hablante de alguna lengua indígena a nivel nacional. La pérdida de la diversidad lingüística se expresa en el grado de riesgo de desaparición que presentan las lenguas indígenas, 64 en muy alto riesgo y 43 en alto riesgo de desaparición; de ahí la importancia de salvaguardar el patrimonio lingüístico y cultural de la humanidad y favorecer su uso.
En algunas entidades como en Oaxaca la población indígena ya no valora su lengua materna y prefiere que sus hijos aprendan inglés y español, en lugar de enseñarles la lengua de su lugar de origen. En Puebla sucede algo similar en comunidades específicas en donde progresivamente se ha perdido la enseñanza de las lenguas originarias por lo que este gobierno municipal ha dedicado un intenso esfuerzo en contrarrestar tal situación.

Es una realidad que en muchas  zonas urbanas poco se ha hecho para que los grupos étnicos no sientan la necesidad de abandonar sus raíces; aquellos indígenas que buscan ser parte de la dinámica de las grandes ciudades se sienten en orfandad al encontrarse en un limbo pues están lejos de sus pueblos natales – y por tanto de sus usos y costumbres-, pero en contraparte la dinámica de la ciudad no fomenta su integración.
Esta condición hace urgente la necesidad de buscar mecanismos que permitan que nuestros indígenas realmente se sientan parte de la sociedad. Actualmente en el municipio de Puebla existen más de 100 mil indígenas aunque la cifra exacta del número de hablantes de alguna lengua originaria se desconoce.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) el patrimonio cultural no se limita a monumentos y colecciones de objetos; también comprende los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes a  las comunidades, es decir, el patrimonio cultural intangible.
En México el mayor avance que se tiene para el rescate de la lengua materna fue la creación de la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 13 de marzo de 2003, durante la gestión del entonces presidente Vicente Fox Quesada y que dio lugar a la creación del Instituto Nacional de las Lenguas Indígenas.
Dicha ley es un elemento jurídico que contempla el reconocimiento de los derechos tanto individuales, como colectivos de las personas y pueblos que poseen y practican, alguno de los 62 lenguajes indígenas como lengua materna
Pero este proceso es evolutivo y aún hay mucho que trabajar de manera conjunta para respetar y rescatar nuestras raíces, y así finalmente evolucionar como sociedad

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